La edición 58 del Abierto del Norte de Golf dejó mucho más que un campeón. Si bien el tucumano Augusto Núñez se quedó con el título tras cuatro días de competencia intensa, lo que prevaleció fue la sensación de que el Jockey Club de Tucumán volvió a consolidarse como el gran anfitrión del deporte en la región. La institución vivió una verdadera fiesta que trascendió al golf y que reafirmó su vocación de generar espacios de encuentro, integración y alto nivel competitivo.
El presidente del Jockey Club, Mariano Malmierca, lo resumió en pocas palabras: “La verdad que estamos felices, ha sido una semana espectacular. La concurrencia, el acompañamiento de los socios, el juego que hemos visto. Antes de arrancar la última jornada del Abierto había seis o siete potenciales ganadores. El marco que tuvo el torneo fue impresionante. La verdad que todo fue muy positivo. Fue una fiesta del golf del noroeste”.
En esa definición se condensa el espíritu del Abierto del Norte: un torneo que combina la exigencia deportiva con la vida social del club. Familias enteras recorrieron la cancha, los socios disfrutaron de la competencia y el club se transformó durante varios días en un centro de actividad plena.
“El Abierto del Norte representa muchísimo para el golf, pero también es una fiesta para todo el Jockey Club. Nos acompañaron muchas familias, muchos socios. Para nosotros son muy importantes todas las actividades deportivas. Esta vez le tocó el golf, después será el rugby, el hockey, el tenis. Estamos muy felices con el acompañamiento del público y con el nivel de juego que hemos visto”, añadió Malmierca, resaltando que la institución busca mantener un equilibrio entre todas sus disciplinas.
Compromiso de gestión
La edición 58 del Abierto del Norte también sirvió como carta de presentación para la nueva comisión directiva. Con un fuerte compromiso de servicio hacia los socios, la dirigencia apuesta a la modernización, la mejora constante y la planificación a largo plazo.
“Se cumplieron altamente las expectativas. Realmente ha sido una semana de lujo. Obviamente somos muy autocríticos y vamos a seguir trabajando para el año que viene poder mejorar. Hay un compromiso enorme de la nueva comisión directiva, de todos los chicos en cada una de las disciplinas que tenemos en el club, con una enorme vocación de servicio orientada hacia los socios. Es un orgullo estar representando a través de la comisión directiva a estos nuevos dirigentes que son el futuro del Jockey Club”, remarcó Malmierca.
Ese espíritu autocrítico y la voluntad de superación permanente marcan un rumbo. El Abierto del Norte no solo es un torneo tradicional, sino también un espacio donde se pone a prueba la capacidad organizativa y la proyección institucional del club.
La cancha
Otro de los aspectos más celebrados por jugadores y visitantes fue el estado de la cancha. El trabajo constante, sumado a condiciones climáticas favorables, permitió que el campo luciera en todo su esplendor y respondiera a las exigencias de un certamen de alto nivel.
“Hoy la cancha tiene un estado que no se hizo de un día para otro, es un trabajo que se viene haciendo desde comisiones directivas anteriores. Cada una de las comisiones le ha puesto su impronta. Nosotros hemos llegado y pusimos la nuestra. Pero la agronomía no es algo de un día para otro, es un trabajo que se venía haciendo. Y gracias a Dios también este invierno ha sido benévolo, no hubo heladas fuertes y hubo lluvias. Eso también contribuyó mucho a que el estado de la cancha realmente sea de un muy alto nivel”, explicó Malmierca.
Esa visión compartida entre distintas gestiones muestra que el Abierto del Norte no es solo un evento anual, sino el resultado de una construcción colectiva y sostenida en el tiempo.
Vidriera internacional
El torneo volvió a convocar a jugadores de diferentes países. Hubo representantes de Uruguay, Paraguay, Chile y Puerto Rico, lo que elevó la competitividad y reforzó el prestigio del certamen. Entre ellos se destacó el paraguayo Gustavo Silvero, quien terminó en el octavo lugar con una performance sólida y elogió tanto la organización como la cancha.
“El nivel del Abierto siempre es muy bueno. La cantidad de golfistas que hay en la Argentina y el nivel de juego es algo impresionante. Fue una buena semana para mí y quedo conforme. El Abierto del Norte me gusta mucho, porque tiene un gran nivel, que me ayuda a competir y a superarme”, señaló Silvero, que ya piensa en sus próximos desafíos en Europa.
Su mirada refuerza la idea de que el Abierto del Norte no es solo un clásico regional, sino un escenario con proyección internacional, capaz de atraer jugadores extranjeros que encuentran en Tucumán una competencia a la altura de los mejores torneos del continente.
Si algo quedó claro a lo largo de la semana es que el Abierto del Norte se ha transformado en mucho más que un torneo de golf. Para el Jockey Club, es la oportunidad de abrir sus puertas, de mostrar su capacidad de organización y de reafirmar su rol como motor del deporte tucumano.
De cara al futuro, el desafío es sostener este nivel organizativo y seguir creciendo. Malmierca lo dejó claro: hay voluntad de mejorar, de mantener un estándar alto y de seguir trabajando en equipo. La continuidad de un campo en condiciones óptimas, la convocatoria de jugadores de elite y la participación activa de los socios son piezas clave en ese proyecto.
El Abierto del Norte volvió a demostrar que no se trata únicamente de un torneo de golf, sino de un símbolo de lo que el Jockey Club de Tucumán puede ofrecer: excelencia deportiva, hospitalidad y una visión de largo plazo.
El triunfo de Núñez fue apenas la frutilla del postre de una semana que quedará en la memoria por otros motivos: la participación del público, el nivel de la organización, la calidad del campo y el sentido de pertenencia de los socios.
En definitiva, el Abierto del Norte ratificó su prestigio y dejó la certeza de que el Jockey Club de Tucumán tiene las bases sólidas para seguir creciendo como institución. Un torneo que, año tras año, se consolida no solo como una competencia deportiva, sino como una auténtica celebración del deporte y la vida social en el “Jardín de la República”.